Laberinto que es una "trampa mortal"

Laberinto que es una "trampa mortal"
EN EL CENTRO RECOLETA

Por: Fernando García

A lo largo de los cuarenta y cuatro metros de recorrido que lleva "Tránsito"— la instalación de Marina Papadopulos que se exhibe en el Centro Recoleta (Junín 1930)— cabe como reflexión la frase acuñada por Charly García a mitad de los 90: "La entrada es gratis, la salida vemos".

Este laberinto está para significar, no para entretener. Para ambas cosas, en verdad. Quien se deje llevar por los blancos desfiladeros que armó Papadopulos terminará mal: no hay salida en este laberinto, excepto doce mil clavos de veinte centímetros que apuntan directo al espectador.

Quita el aliento ese final. "Para salir hay que volver sobre los mismos pasos y no está mal que así sea", concede la artista que puso uno por uno los clavos. Si alguien evitara este escape reflexivo propuesto por Papadopulos y eligiese darse la cabeza contra la pared, terminaría sangrando.

"Por suerte a nadie se le ocurrió hacerlo todavía. Pero elegí hacerme responsable de cualquier accidente y del efectismo que pueda tener la obra", dice.

Hasta casi el final del recorrido, daría la impresión de que este laberinto sólo se resignifica "arte" por el lugar de exhibición. Es necesaria esa certeza para que el encuentro con los doce mil clavos se manifieste con violencia. Ahí están, y no hay salida.